Comentario
Desde finales de la década de los años 70 se produce un fenómeno caracterizado por la disminución de la población en el sistema metropolitano como consecuencia del deterioro físico y social de la ciudad central. Se observa incluso que el conjunto de los condados metropolitanos en Estados Unidos crecía más rápidamente que en las áreas metropolitanas. Años más tarde, este fenómeno se constató en Australia, Canadá, Europa occidental y Japón. Se observó también que el movimiento tradicional desde el campo a la ciudad se invirtió en la mayor parte de los países avanzados. A este fenómeno se le denominó "population turnaround" o "contraurbanización".Sin embargo, en la década de los años 80 parece que se apunta una tendencia opuesta a la contraurbanización y manifestada en el descenso de la población de las áreas no metropolitanas en los Estados Unidos que alcanzan, desde el comienzo de la década de los años 80, tasas de crecimiento inferiores a las experimentadas por el conjunto de las áreas metropolitanas. Un comportamiento similar fue comprobado también en el Reino Unido y en los principales países desarrollados.Una de las causas de este cambio reciente se debe al esfuerzo por parte de los gobiernos de revitalización del centro de las grandes ciudades. Tanto en Estados Unidos como en las ciudades más importantes del mundo desarrollado se está realizando un importante esfuerzo rehabilitador privado y público del parque de la vivienda localizado en el centro de las ciudades. Este fenómeno se conoce con el nombre de "gentrification", proceso por el cual ciertas partes deterioradas del centro de la ciudad -especialmente los cascos históricos- son ocupados por grupos sociales de renta superior después de rehabilitada la vivienda. Este proceso invierte claramente la tendencia tradicional en la cual los grupos de escaso poder adquisitivo ocupaban las viviendas del centro abandonadas por las familias de clase media en su huida al suburbio, especialmente tras la II Guerra Mundial.En el caso de los Estados Unidos, el Urban Land Institute (1990) estima que el 70 por 100 de todas las ciudades norteamericanas conocen este proceso de "gentrification". Todo ello refleja una revitalización del centro y un cambio en la estructura y los valores familiares. El fenómeno de "gentrification" también se está produciendo, aunque en distintas proporciones, en las grandes ciudades metropolitanas europeas.Aunque no es posible establecer leyes mecanicistas para explicar el proceso de urbanización, algunos autores consideran que los países desarrollados han pasado por las siguientes fases en un proceso de urbanización:1. La ciudad central crece rápidamente y el entorno inmediato rural pierde población. Es la fase de "urbanización".2. El crecimiento de la ciudad central comienza a descender al mismo tiempo que crece la población residente en la periferia suburbana. La proporción de habitantes en este último ámbito aumenta considerablemente. Es la "suburbanizacion".3. En la fase de "desurbanización" se alcanza el punto en el que la población de la ciudad central comienza a descender a un nivel tal que de ello resulta un descenso absoluto de toda la región urbana funcional. El descenso absoluto de toda la región urbana se asocia al rápido incremento en población y puestos de trabajo en un radio de 50 a 120 kilómetros del centro, en el que sin duda predominan las pequeñas ciudades satélites.4. La "reurbanización" se produce en el caso de que los programas de revitalización de los centros urbanos tengan éxito.Aunque existen mecanismos generales comunes en el proceso de urbanización, también es cierto que estos procesos actúan sobre espacios heredados y estructuras sociales diferentes, lo que hace que podamos hablar de modelos urbanos distintos al descrito para Estados Unidos. Incluso se pueden establecer diferencias entre la ciudad canadiense y la estadounidense; en efecto, la primera es más compacta, más densa y con menor grado de suburbanización. Además, la ciudad canadiense muestra mayor estabilidad social, mejores oportunidades de empleo y menor dicotomía entre la periferia y el centro de las áreas metropolitanas:En el caso de Europa es obvio señalar que su larga historia se refleja en el centro de sus ciudades, y gran parte de ellas exhiben el legado medieval, renacentista y barroco, así como el esplendor colonial. A pesar de las destrucciones durante las guerras mundiales, la huella de la ciudad "preindustrial" queda patente en el paisaje urbano y en el valor simbólico de los cascos históricos. Aunque cada ciudad es única, ellas poseen, sin embargo, características comunes que las diferencian de la ciudad norteamericana, ya que el pasado histórico y la valoración subjetiva del centro hacen que la ciudad europea sea más compacta, con menor desarrollo suburbano y menor verticalización del centro. Asimismo la mayor homogeneidad cultural hace que no sea tan patente la formación de guetos étnicos, aunque en los dos últimos decenios se configuran en las grandes ciudades europeas áreas ocupadas por inmigrantes procedentes de contextos socioculturales muy diferenciados de los países receptores (magrebíes, turcos, etc.).Carácter más compacto, mayores densidades demográficas, predominio del espacio residencial ocupado por edificios de vivienda colectiva, menor difusión del automóvil y del suburbio de vivienda unifamiliar, permiten diseñar un modelo de ciudad europea tal y como propone el geógrafo P. White (1984).En este modelo aparece el casco histórico muy gentrificado y terciarizado con viviendas ocupadas por familias de clases medias, al lado de áreas ocupadas por población marginal. La muralla puede marcar el límite con el ensanche o la expansión de la ciudad burguesa decimonónica. En las proximidades de los industriales aparecen viviendas sociales obreras y en la periferia, en espacios altamente valorados, una clase social acomodada, (nuevas clases medias y clase alta).Ciertamente el modelo responde en mayor o menor medida al espacio social de la ciudad europea, pero no podemos olvidar que tras la II Guerra Mundial, las ciudades europeas rompieron su evolución tradicional y se americanizaron en sus formas y estructuras. La manifestación de este proceso es: verticalización del centro con torres de oficinas y apartamentos, formación del "slum" en los espacios centrales más deteriorados e importante suburbanización sincrónica a la terciarización y deterioro de los centros de las ciudades metropolitanas.La revolución soviética, por otra parte, heredó un sistema urbano escasamente desarrollado en el que, en 1919, sólo el 17 por 100 de la población residía en asentamientos urbanos infradotados además de servicios y en los que la mayoría de las viviendas eran cabañas de madera. El proceso de urbanización fue lento y solamente se dispara en el momento en que se aborda prioritariamente la industrialización, logrando doblarse el porcentaje de población urbana entre 1929 y 1939. En el período estalinista las prioridades inversoras se centraron en la industria y por ello las ciudades continuaron con fuertes déficit de servicios y viviendas. El problema de la vivienda se abordó al iniciar la década de los años cincuenta, pero a pesar del esfuerzo realizado, en 1980 el 20 por 100 de las familias urbanas compartían vivienda. El proceso de urbanización no fue demasiado espectacular, ya que en 1950 sólo el 39 por 100 de la población residía en ciudades, acelerándose posteriormente hasta lograr el 66 por 100 en 1993.En la Unión Soviética se planteó un debate entre los partidarios de la "desurbanización" y de la "urbanización", pero triunfó la tesis productivista y funcional que apoyará Stalin de forma contundente en 1931 al declarar que "la historia demuestra que en los grandes centros industriales, el tipo de ciudad más ventajoso, desde el punto de vista económico, lo constituye el que ahorra en obras de canalización, conducción de aguas, iluminación, etc. Por eso, se han equivocado los que han propuesto extender indefinidamente las ciudades".La forma de la ciudad soviética comparte muchas tradiciones y prácticas con la ciudad europea occidental, pero difiere en los principios de planificación central que se idearon para controlar tanto las ciudades tradicionales como las nuevas. Las preocupaciones esenciales de los planificadores urbanos son:- Limitación del tamaño de las ciudades para evitar la formación de superciudades y el desarrollo suburbano metropolitano incontrolado.- Asegurar una estructura interna del barrio igualitaria y autosuficiente.- Regulación estricta de los usos del suelo.- Papel ideológico del centro, ya que en él no se concentran los establecimientos comerciales y de servicios como en el C.B.D. de las ciudades occidentales, sino que el espacio central se consagra a actividades político-educativas.- Control estatal de la producción y distribución de la vivienda.- Igualdad espacial en la distribución de los servicios de consumo, educativos y culturales.- Regulación de una distancia mínima en los desplazamientos al trabajo.La estructura y morfología urbanas que se elaboran tienen como objetivo lograr un espacio diferenciado en comunidades de interacción social. La unidad básica es el "mikrorayon" y tiene como objetivo proporcionar un medio edificado armónico y equilibrado que suscite un sentimiento comunitario, pero esta meta no siempre se logra, ya que las diferentes categorías socioprofesionales que conviven en el mismo espacio urbano mantienen sus propias redes sociales diferenciadas. Además, si ciertamente apenas existe especulación, los rascacielos no están ausentes del paisaje urbano.En resumen, no puede hablarse en sentido estricto de una ciudad socialista concordante con los principios del marxismo-leninismo. Las exigencias de vivienda obligaron a los soviéticos a adoptar en la construcción de la ciudad las concepciones funcionalistas y comunitaristas europeas. Por lo tanto, la forma urbana de la ciudad soviética no difiere sustancialmente de la ciudad occidental, si bien la ausencia de especulación del suelo, el predominio del transporte público, generan una ciudad más uniforme, formal y funcionalmente, carente de individualidad y de personalidad. Por otra parte, la planificación soviética no fue rigurosamente aplicada, pero sí lo suficiente para lograr una ciudad más compacta, con una fuerte separación entre los usos del suelo urbano y rural. Y aunque el planeamiento urbano perseguía una uniformidad en la producción de viviendas y la prohibición de cualquier forma de segregación residencial, en la práctica esta uniformidad y segregación no se logró plenamente, ya que existe una diferencia entre las viviendas construidas por los organismos oficiales y aquellas hechas en régimen cooperativo, y por otra parte, algunos ciudadanos influyentes o adinerados lograron elegir vivienda en partes de la ciudad con mayor prestigio, con lo que aparecen barrios elitistas en la pretendida ciudad igualitaria.